miércoles, 9 de julio de 2008

RAZONES CONTRA LA TÉRMICA DE CICLO COMBINADO PROPUESTA


Langreo, como Avilés, ha venido sufriendo las consecuencias de una durísima reconversión de sus actividades, como las siderometalúrgicas y las mineras, por razones estrictamente económicas que no vamos a discutir. Ello quiere decir que todos aquellos elementos del viejo sistema económico que fueran rentables pudieron subsistir sin cortapisas, aún a costa de la calidad de vida de los ciudadanos. Es el caso de las instalaciones termoeléctricas y las productoras de cok, vinculadas ambas a la minería y la siderurgia reconvertidas o desaparecidas. Las termoeléctricas consumían carbón autóctono y producían electricidad básicamente para las fábricas y las minas locales. Las coquerías eran necesarias para la producción de hierro y acero, así como para otros usos secundarios (calefacción, por ejemplo). Ahora lo que se produce requiere carbón importado (entra desde el puerto de El Musel mayoritariamente) y a su vez se “exporta” (lo producido: electricidad y cok) fuera de Langreo y de Asturias.

Probablemente estas operaciones económicas fueran aceptables si se hubiese revisado el contexto histórico y el modelo territorial en que nacieron: un espacio urbano en el que la mezcla de usos era corriente y aceptado por el urbanismo y las menguadas exigencias sociales durante el siglo comprendido entre 1850 y 1950. Pero por no haberse hacho tal revisión, las ubicaciones de instalaciones profundamente molestas han podido permanecer hasta nuestros días. Es decir, que no se ha afrontado la reconversión ambiental propia de nuestro tiempo, cuando las ciudades dinámicas (en Asturias, Gijón y Oviedo) acometen con decisión la extracción de las actividades contaminantes, y bastantes de sus infraestructuras decimonónicas (ferrocarriles),de su interior mediante muy costosas operaciones de cirugía urbanística.

En Langreo la central térmica de Iberdrola (antaño perteneciente a Duro-Felguera) y las baterías de cok de Química del Nalón (creadas por la antigua Carbones de la Nueva) permanecen “en un sitio”, dentro de la ciudad y en espacios centrales. En particular la térmica de lada, ubicada en el centro geométrico de la ciudad de Langreo.

Son muchos los expertos que consideran que esta falta de enmienda, apoyada básicamente por las empresas y los sindicatos, hurta oportunidades de generación de nuevas actividades y hace disminuir constantemente el tamaño de una población que emigra buscando áreas residenciales limpias y bien equipadas.

Las mejoras de relación o comunicación en nuestros días determinan más los lugares de residencia que los centros de trabajo. Por tanto, las áreas industriales, en particular si perviven viejas instalaciones mal ubicadas, no atraen población sino que, muy al contrario, la expulsan.

Pero, además, en el caso de Langreo no solo no se reubican las fábricas históricas sino que se agrandan y fortalecen. En concreto la térmica de Lada, según los proyectos de la empresa a la que pertenece, la vasca Iberdrola, va a ser aumentada con dos nuevos grupos de ciclo combinado (carbón y gas) que alcanzaran por si solos 1.200 megavatios de potencia. La empresa construye en Bilbao las torres emblemáticas de su sede social y de las actividades limpias que generan valor añadido, mientras en Langreo, acostumbrados como estamos a sufrir la polución atmosférica, debemos “estar orgullosos” de poseer las chimeneas más altas de Asturias.

Desde la Administración regional se dice que las nuevas instalaciones tendrán efectos beneficiosos porque la térmica actual emite más de 20.000 toneladas anuales de contaminantes ácidos y más de 700 toneladas de partículas. El 30 por ciento de estas emisiones corresponden al obsoleto grupo III, que esta previsto clausurar antes del año 2015. Al grupo IV se le aplicará finalmente la normativa (Plan Nacional de reducción de emisiones) vigente, con lo que los óxidos de azufre podrían reducirse en un 95 % y las partículas en un 80 %. Alcanzados estos umbrales, la nueva térmica de ciclo combinado supondrá un incremento del 25 % de las emisiones.

Por tanto, no es la térmica que se proyecta la responsable de la reducción de contaminantes, sino la aplicación obligatoria de las normas. El ciclo combinado aumenta, pues, las emisiones en Langreo, como no puede ser de otra manera al incrementar en más del doble la actual potencia instalada.

Pero en cualquier caso la actividad forma parte de las clasificadas como molestas, insalubres, nocivas y peligrosas. Las repercusiones ambientales negativas son de tres órdenes diferentes: contaminación atmosférica por emisiones de gases, partículas y vibraciones (ruidos), contaminación del suelo por depósitos de carbón y cenizas, contaminación del agua del río Nalón por vertidos calientes, embalse de sus aguas y alteración grave de la ribera. Especialmente dañinas para la salud humana son las emisiones de gases, partículas y ruidos. Por estas razones es conveniente el alejamiento de las instalaciones con respecto a los núcleos habitados. La norma señala un mínimo de 2.000 metros.

La ubicación, sin respetar ni siquiera estas distancias mínimas, de la central vieja y de la nueva en el corazón de la ciudad de Langreo, al lado de viviendas y equipamientos colectivos, es un retroceso histórico de un siglo. Y no hay argumentos sostenibles: ni los relativos a la inversión ni los que hacen demagogia con el empleo.

En ningún caso, incumpliendo las leyes, se puede poner en riesgo la salud de miles de ciudadanos.

En conclusión, la aplicación de la normativa vigente a las instalaciones existentes es absolutamente inaplazable. Y la reducción que se consiga en contaminantes atmosféricos (óxidos de azufre y partículas en suspensión) no puede justificar de ninguna de las maneras la implantación de una nueva central termoeléctrica de ciclo combinado, dentro de la ciudad de Langreo, con un gravísimo incumplimiento de las leyes básicas del Estado y de la Unión Europea para el mantenimiento de la salud de los ciudadanos.